Descubre Casa Mejicú
a través de su historia…

En 1922, en la ciudad de Oaxaca, en la Hacienda de La Aguilera, los señores Juana Hernández y Juan Nepomuceno Jiménez comienzan este enorme proyecto con una pequeña alfarería, la cual poco a poco va creciendo, hasta convertirse en un taller familiar.
Su hijo, Felipe de Jesús Jiménez Hernández, retoma, junto con su madre, la tarea de la elaboración de alfarería dentro de este taller familiar. Felipe se casa posteriormente con Victoria Gil Gerrero, y así los dos se encargan de hacer crecer este taller, ahora con una tienda en la calle de Rayón, en la ciudad de Oaxaca, vendiendo, sobre todo, la loza de margaritas, la cual justamente se pintaba con margaritas blancas, y que es muy típica de Oaxaca.
Es así que, alrededor de 1947, la familia crece y decide venir a la ciudad de México, instalando una tienda en la calle de Guatemala 94, en el Centro Histórico. Con esto, la siguiente generación comienza a hacerse cargo del negocio.
Se comienza vendiendo a los mercados locales, a quienes se ofrece una diversidad de productos, ya no sólo lo que se elaboraba en el taller familiar, también, se incorpora cerámica de Guanajuato, de Dolores Hidalgo, donde el legendario cura Hidalgo enseñó a los indígenas a trabajar la cerámica. Asimismo, se empiezan a incorporar artesanos de pequeños talleres de Chiapas, Michoacán, entre otros.


Ya en los 70, surgen las primeras tiendas de autoservicio, por lo que comienza una nueva aventura. Se deja mercancía a consignación, sin saber con claridad si se vendería, con la sorpresa de que les llaman para comenzar a hacer ventas en línea. Es también el momento en el negocio debe mudarse del Centro Histórico, pues se vuelve muy complicado cargar las mercancías.
Se vuelve una prioridad buscar un nuevo espacio para ubicar la bodega y la tienda, entonces se compra el terreno en donde nos encontramos el día de hoy, ubicado en Tlalpan, con más espacio para poder tener una bodega y una tienda para todos los clientes que querían ver y comprar materiales directamente.
El nombre de Bodegas Oaxaca nos lo puso la gente del Centro Histórico, pues estábamos ubicados en una zona en donde había bodegas de todo: frutas, textiles y más, entonces comenzaron a llamarnos así; nosotros lo adoptamos. Es hasta el 2012 que decidimos hacer una reestructura total, por dentro y por fuera, abrirnos y portar con orgullo el nombre de nuestro país, porque realmente nos esforzamos por incorporar las mejores artesanías de toda la República.
Casa Mejicú es el nombre que ahora nos representa. Significa en zapoteco, México, por lo que nos hace conservar también nuestros orígenes oaxaqueños, pero mirar ya el futuro con desafío.
Hoy somos todo un concepto vanguardista, de decoración mexicana, que busca reconocer y conservar nuestro pasado más tradicional a través de la artesanía, pero con una visión moderna y vanguardista al alcance de todos.


Compromiso con
nuestros artesanos
Nuestro mayor compromiso está con nuestros aliados, los artesanos. Buscamos que sigan desarrollándose, manteniendo y haciendo crecer sus talleres.
En determinadas épocas, también los apoyamos con la compra de sus materiales o para que agranden sus hornos. Los apoyamos con financiamiento, para que crezcan y logren un nivel de desarrollo más estable.
Procuramos la innovación en los diseños. Es importante para nosotros que los artesanos le entren con todo a las nuevas tendencias. Nos interesa que diversifiquen sus diseños y que muestren siempre lo más esencial de sus tradiciones.